Hola de nuevo, perdón por no escribirte ayer, pero es que no me dio tiempo. Ya sabes, todo el lío de exámenes y demás. Bueno, estos dos días he vuelto ha hablar algo más con la chica, pero sólo en clase y poco para que no nos riñeran los profesores...
>> ¿Y por qué no hablas con ella en el recreo?
No sé... siempre estoy solo... y además ella está todos los recreos con sus amigas, no podría ponerme a hablar allí, me daría corte. Bueno, me daría corte ya sólo acercarme a un grupo de chicas... En fin, qué más da, yo estoy bien así...
>> ¿Seguro?
Sí...
>> ¿Seguro?
Bueno... no sé, he estado siempre así y he sobrevivido, ¿para qué cambiar?
>> Según eso nadie provaría nuevas cosas nuevas nunca y nuestra vida sería siempre igual, monótona. Probar es algo que cuesta, pues arriesgas, y a veces el cambio no da su fruto, pero otras sí. Así, hay que comparar el riesgo con el posible beneficio y el posible perjuicio. Y luego, sí llegamos a la conclusión de que vale la pena... lo demás ya sólo es tener fuerza de voluntad y convencer a nuestra parte involuntaria de que merece la pena.
Bueno, sí, lo intentaré... lo pensaré. Bueno, hasta pronto, mañana intentaré volver a estar.
>> Adiós.
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